24 de octubre de 2006
Adif prohíbe el paso por el entorno de la estación de Ariza después de electrificar las vías
Los 'okupas' abandonan los edificios y chabolas de la estación para «evitar riesgos» Dos guardas vigilan la zona entre el camino de La Esperanza y la carretera de Arcas Reales
«Riesgo eléctrico. Peligro. Riesgo mortal por arco eléctrico o electrocución». Decenas de carteles de un llamativo amarillo chillón con esta leyenda advierten a los viandantes que hasta hace unos días utilizaban como zona de paso el entorno de la estación de La Esperanza (Ariza) de las fatídicas consecuencias que puede tener hacerlo ahora que la línea está ya electrificada para permitir el tránsito de trenes de mercancías.
Los tradicionales letreros del rayo que alcanza a una silueta humana es solo una de las medidas que ha adoptado Adif, el gestor de infraestructuras de la antigua Renfe, para «eliminar el riesgo de que las chispas alcancen a los peatones» que desde hace décadas -las mismas que lleva la estación abandonada- utilizaban las vías para acortar la distancia entre el camino de La Esperanza y la carretera de las Arcas Reales.
Dos guardas jurados se encargan estos días de informar a los obstinados transeúntes que se empeñan en no modificar sus hábitos de la obligación de hacerlo, ya que tanto las vías como los edificios, al margen del evidente riesgo, «son propiedad privada».
Por su parte, los 'okupas' a los que los paseantes podían saludar en su trayecto -inquilinos de algunos de los antiguos edificios ferroviarios en desuso y de una chabola adosada a la tapia de los raíles justo detrás de la moderna sede acristalada del Ecyl- también se encuentran alejados del 'riesgo mortal por electrocución' después de que la compañía propietaria de los terrenos acordara echarlos y tapiar el muelle de carga y las cocheras anexas a la estación con el objetivo de evitar que «haya personas viviendo cerca de las vías en las nuevas condiciones» y de «preservar edificios catalogados» que eran víctimas del vandalismo desde hace demasiados lustros.
A golpe de ladrillo
Un grupo de arquitectos revisó la semana pasada las condiciones de los inmuebles protegidos antes de que los albañiles cerraran a cal y canto los accesos al muelle y a las cocheras reconvertidas en almacén a golpe de ladrillo y cemento.
Su opinión, a la luz de la posterior decisión del Adif de protegerlos, apunta a que aún aguantarán en pie unos años más a la espera de que el soterramiento traiga la recalificación de los terrenos y una decisión firme sobre su futuro.
Solo un perro encadenado y muerto de miedo vive ahora junto a las vías. El 'vigilante' de los restos de la última chabola de Ariza, salvo que se lo hayan llevado sus antiguos moradores durante la pasada madrugada, será el único que verá 'in situ' el renacer de una línea férrea que entrará en uso en los próximos días para liberar de trenes de mercancías la estación Campo Grande cuando el Tren de Alta Velocidad se presenté en sus andenes.
Sin ir a Campo Grande
La electrificación de las vías finalizó el pasado 9 de octubre -la corriente ya discurre por las torretas-, si bien los operarios continúan trabajando sobre el lecho ferroviario para rematar los preparativos del tránsito de convoyes. «Los trenes eléctricos circularán en breve por esta línea y realizarán las maniobras junto a la estación de La Esperanza para poder salir formados desde allí sin necesidad de ocupar espacio en la del Campo Grande», explican fuentes del Adif.
La sede de los Amigos del Ferrocarril, construida en 1895, volverá por fin a la vida que solo ellos, y sus tres inquilinos legales, le dan ahora.
Fuente: El Norte de Castilla
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