jueves, 11 de octubre de 2007

Un vagón lleno de historia

El 23 de septiembre de 1927 se inauguró la línea del ferrocarril Vasco-Navarro que unía Vitoria con Estella. Un tren muy avanzado para su época que fue testigo de las relaciones personales y comerciales entre ambos territorios.

Dicen que el ferrocarril no es un medio de transporte, es una filosofía de vida. Cuando hace décadas la gente viajaba en tren, lo importante no era cuándo iban a llegar, sino cómo, pues cada viaje era una oportunidad para vivir nuevas experiencias. A buen seguro, aquellos gasteiztarras que, tal día como hoy, ochenta años atrás, viajaban en el recorrido inaugural de la línea del Vasco-Navarro que unía Vitoria y Estella, así lo podrían atestiguar.

Pero la historia de este hoy histórico ferrocarril se remonta mucho más en el tiempo, y sobre todo se remonta hasta la figura personal de Joaquín Herrán, quién, decidido a dotar a su provincia de una línea de tren, emprendió una empresa titánica que acabaría materializándose años después en los vagones que unirían diversos puntos del territorio vasco. "Era un visionario, un hombre adelantado a su época", señala Javier Suso, experto en el apasionante mundo del ferrocarril Vasco-Navarro e hijo de uno de los últimos trabajadores.

Tras comprobar que las instituciones locales no se mostraban en disposición de emprender la creación de la línea, Herrán consiguió el apoyo económico de la Banca Artola, junto con capital inglés, y el 22 de marzo de 1879 se creaba la primera comisión gestora para la construcción de la vía. En 1889 se inauguró el primer tramo, entre Vitoria y Salinas de Léniz. Sin embargo, después de incontables problemas financieros y de construcción -la complicada orografía tampoco ayudó a que las obras avanzarán - el Estado acabó por adueñarse de la gestión, y hasta 1914 no reemprendió las obras del ferrocarril.

Habrían de pasar aún varios años hasta que la niña bonita del conocido como trenico iniciara su recorrido, pues no fue hasta el 23 de septiembre de 1927 cuando los vagones de la Vitoria-Estella se pusieron en marcha. Como explica Javier Suso, la línea "era la más moderna de la época, pues tan sólo dos años después de su inauguración se procede a su electrificación, así que podríamos decir que era más avanzada de lo que el AVE supone hoy respecto al resto de trenes".

El encargado de diseñar la línea fue el ingeniero Alejandro Mendizábal. "Es sorprendente que aún hoy en día este hombre no haya tenido el reconocimiento que se merece, es una persona clave en la historia de la ciudad", reivindica Suso. Sesenta kilómetros de recorrido entre Estella y la capital alavesa que los viajeros realizaban en una hora y media. Sus vagones, lujosos los de primera clase y sencillos los de tercera, se llenaban de personas que con el tiempo acababan por convertirse en una gran familia.

Las décadas de los treinta y cuarenta fueron los años de apogeo para la línea, y un gran número de vendedores usaban el tren para realizar compraventas entre las dos ciudades. "En esa época era muy común el estraperlo, incluso los propios trabajadores intentaban sacarse unas pesetas con ello, aunque cuando subía la Guardia Civil podía verse cómo la mercancía salía volando por las ventanillas", comenta Javier Suso.

Y, al parecer, la presencia de la Benemérita era constante en la línea, principalmente porque, al igual que monjas y familiares de los ferroviarios, no tenían que pagar el billete. Este hecho, junto con unas tarifas excesivamente baratas para la época, contribuyó al declive del ferrocarril Vasco-Navarro, que a principios de los cincuenta inició una cuesta abajo irremediable. "Tardó casi más en construirse que lo que luego estuvo en funcionamiento", recuerda Suso entre risas. Quizás el gran número de parejas que surgieron gracias a esta conexión entre ambos territorios habían decidido relacionarse a través de otros medios de transporte, como el autobús, que por aquel entonces comenzaban su andadura por las carreteras del territorio.

"Siempre se ha comentado que hubo una mano negra de las compañías de autobuses para que se cerrara la línea, pero el fin del ferrocarril es más simple que eso", afirma Suso. "El Banco Mundial sacó una normativa para fomentar las comunicaciones en los Estados en vía de desarrollo, en la que obligaba a elegir entre las carreteras o el ferrocarril. El Estado español eligió las carreteras, por lo que le obligaron a cerrar todas las líneas de ferrocarril deficitarias", sentencia el que fuera hijo de Ángel Suso, encargado de las cuentas del ferrocarril.

Ante esta tesitura, el 31 de diciembre de 1967 deja de funcionar el Vasco Navarro, dejando a casi 400 trabajadores en la calle. El proyecto personal de Joaquín Herrán para dotar a su ciudad de una línea de ferrocarril, y que Alejandro Mendizábal había ejecutado tras años de esfuerzo, tocaba a su fin. Hoy se cumplen ochenta años desde la inauguración de la emblemática línea Vitoria-Estella, pero ya pocos pueden presumir de haber formado parte de este pequeño trozo de la historia del ferrocarril alavés.