La venta de maquetas de trenes está ganando fuerza gracias a acuerdos con las productoras de las películas de Harry Potter y de The Polar Express, así como por una nueva tendencia al consumo de juguetes pasados de moda. El fabricante Lionel, uno de los más grandes de EE UU desde los años cincuenta, ha visto cómo sus ventas se disparaban un 40% en dos años. Los niños vuelven a pedir estos juguetes que en los últimos tiempos habían quedado relegados a coleccionistas adultos.
Uno de esos adultos locos por los trenes es el mítico cantante de folk-rock Neil Young, de 61 años, que compró una quinta parte de la compañía Lionel en 1995. Esta empresa firmó un acuerdo para fabricar el tren en el que Harry Potter viaja a la escuela de magos y también el Expreso Polar del filme digital protagonizado por Tom Hanks.
Y por vez primera en muchos años, locomotoras y vagones se exhibieron en los estantes de las jugueterías y no sólo en tiendas de modelismo especializadas. "Somos una marca que está resurgiendo gracias a la atracción que genera la nostalgia", indica Jerry Calabrese, director ejecutivo de Lionel.
La pasada Navidad, la compañía anunció los trenes como lo último en juguetes con una gran instalación auspiciada por los grandes almacenes Macy's en la cinematográfica estación neoyorquina de Grand Central. El 40% de los 70 millones de dólares de beneficios que obtuvo Lionel en 2006 provino de las ventas navideñas.
Publicidad para padres
Estas campañas publicitarias están dirigidas a los niños tanto como a los padres, que recuerdan los anuncios de trenes de su infancia, afirma Andy Edleman, vicepresidente comercial de MTH Electric Trains. Esta compañía vende los trenes acompañados de DVD y catálogos que muestran a padres disfrutando de los juguetes junto a sus hijos.
"Casi hacemos que se sientan culpables", indica Edleman, antes de añadir que "la gente prefiere la participación familiar y la nostalgia" a cosas como la Game Boy o la PlayStation.
Los fabricantes de trenes, no obstante, están introduciendo el máximo de adelantos tecnológicos en sus productos, entre otros, controladores para la cantidad de humo que debe salir por la chimenea de las locomotoras o cuentakilómetros para registrar el recorrido de los pequeños ferrocarriles por su mundo en miniatura.
Fuente: El País
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