sábado, 28 de julio de 2007

Todo el pasado en una postal

Exposición de postales antiguasEl Museo del Ferrocarril acoge una interesante exposición que reúne 350 postales donde el paisaje es el protagonista. En este caso, el paisaje son las estaciones y apeaderos de los cinco continentes durante el primer tercio del siglo XX. La estación es una puerta de la ciudad abierta al viajero en la que se han sucedido momentos estelares en la vida de cada hombre y mujer. La exposición recoge el contexto geográfico y estilístico de cada estación, convirtiéndola en un gran monumento de la arquitectura y la ingeniera, fiel reflejo de una época, una estética y una sociedad.

Hay en las estaciones de ferrocarril, cavernosas y catedralicias, un pasado que se sostiene en las paredes, las vigas, los trenes y los raíles. Se desprende de ellos un fulgor de eternidad. Del pasado dichoso sólo se puede conservar el recuerdo, impregnado de tiempo sobre unas postales sepias que conservan esa cualidad indefinible de lo extraordinario. Ayer tuvo lugar la inauguración de la exposición temporal «La estación de ferrocarril en la tarjeta postal» en el Museo del Ferrocarril. A través de una selección de tarjetas postales se produce un repaso a las estaciones ferroviarias en el mundo durante el primer tercio del siglo XX. Más de 350 postales han sido seleccionadas para esta exposición, procedentes, en su mayor parte, de una colección particular, y, en un pequeño porcentaje, del fondo de postales del Museo del Ferrocarril, indicó Javier Fernández López, director del museo.

Como señaló Maximino Suárez Calleja, comisario de esta muestra, la exposición se divide en dos grandes unidades. En la primera, «Estaciones del mundo», se realiza un recorrido geográfico por diversos países mostrando diferentes tipologías arquitectónicas de unos edificios que se convertirán en elemento representativo de una sociedad y una época. La segunda, «La estación desde dentro», quiere reflejar la vida interna de estos monumentos industriales a través de tres secciones: «Vías, andenes y marquesinas», «Depósitos y otros elementos» y «Edificios de viajeros». Todas las postales reflejan la ordenación desvanecida de un viaje que siempre ha sucedido en el pasado, un tiempo donde la estación era la puerta de la ciudad a la esperanza. Lo primero que veía el pasajero era una catedral de acero que reunía todos los humos, todas las historias, todas las vidas de aquellos que huían y de aquellos que regresaban a la gran ciudad.

Justo Vilabrille, concejal de Educación y Cultura, destacó durante la inauguración la importancia estética de las estaciones de tren, el alarde de arquitectura, ingeniería de muchas de las puertas que se abrían a cada ciudad. En ese sentido, Vilabrille anunció que durante los cuatro años de la próxima Corporación mejoraría el entorno del museo del tren, «una zona hasta ahora especialmente degradada».

No hay película mala si en ella hay una estación, un vagón, un tren. Las mejores historias, desde «Casablanca» hasta «El hombre tranquilo», pasando por «El tren» o «El maquinista de la general», hacían del trajín de maletas toda una simbología de lo que podía ser la vida.

Los fervorosos europeístas de antaño consiguieron que la estación de ferrocarril fuera algo más que un apeadero, un lugar donde los hombres y las mujeres se aman, lloran y sueñan.

2 comentarios:

dorle dijo...

Sabéis si aún está operativo el tren Al Andalus???
Antes lo llevaba Iberrail, pero no encuentro donde contratar mi viaje
alguien tiene idea???
Gracias!

Pelayo Molinero dijo...

No sé si habéis leido el artículo sobre España y los trenes perdidos publicado el 18 de noviembre en el diario Público. Lo podéis ver en la web de este diario. Lo firma el director, Ignacio Escolar. El artículo está muy bien, pero le falta un tren perdido, o casi perdido, porque entre estos trenes casi perdidos, hay uno que se está perdiendo lentamente y que por el camino que va terminará por perderse del todo antes de un mes. Se inauguró en 1968 con el fin de comunicar Madrid con la frontera francesa a través de la vía más corta, es decir, Madrid capital (sierra norte de Madrid por Somosierra) , Aranda de Duero, Burgos, País Vasco y frontera con Francia hasta París. Ahora apenas pasa alguno de mercancías por Aranda de Duero. Por tanto, lo verdaderamente escandaloso en el asunto del AVE Madarid-Valladolid no son las incidencias que destacan algunos medios estos días a propósito de las primeras pruebas. Lo realmente indefendible es que el AVE que tendría que unir Madrid con El País Vasco a través de la sierra norte de Madrid, Aranda de Duero, Burgos y Vitoria y de aquí a la frontera francesa por Irún, de una vuelta innecesaria de kilómetros y kilómetros por Valladolid. Cualquiera que se ponga delante de un mapa de España se dará cuenta inmediata del atropello. El AVE por Valladolid debe de ser el que vaya a Galicia, no a Vitoria, como se pretende con este trazado carente de toda lógica que muy pronto se va a estrenar. Esta es la aberración que deberían destacar los medios de comunicación. Si la línea recta es el camino más corto entre dos puntos, en este caso la geometría hace aguas por todas partes. En Aranda de Duero se formó una plataforma en defensa del ferrocarril y que es partidaria del trazado más razonable que aquí comentamos, y que piensa manifestarse en Valladolid el 22 de Diciembre, caundo se inaugure oficialmente el AVE a Valladolid. En este error de trazado han metido la pata tanto el PP como el PSOE, y no han querido escuchar a nadie. La autovía del norte está cada vez más colapsada y el ferrocarril que tendría que haber seguido este trazado, que es el de siempre entre Madrid, Castilla y País Vasco, se ha visto postergado por decisiones políticas difíciles de justificar. Es incomprensible que Aranda de Duero - 40.000 habitantes- se quede sin ferrocarril y que pueblos más pequeños de otras regiones tengan hasta 4 trenes diarios, como se peude ver en la web de RENFE. Una línea que debería ser de absoluta necesidad dado que las nevadas y los hielos causan problemas continuos en invierno en la Autovía del Norte, algo mucho más llevadero con el ferrocarrill. Eso se llama incompetencia política, venga del PP o venga del PSOE. Con motivo de las elecciones autonómicas de mayo pasado participé en un chat con el candidato del PSOE a la junta de Castilla y León, Ángel Villalba. Prometió una partida especial, ya sabe usted como son los políticos. Ahora ya no dice nada.
Así que la aberración y el despilfarro de kilómetros y kilómetros se va a consumar en diciembre. Espero que los arandinos amarguen la fiesta a Magdalena Álvarez, por si no lo tiene ya crudo. No escuchan a nadie.