Un tren francés de alta velocidad (TGV) ha logrado alcanzar los 568 kilómetros por hora durante las pruebas en la nueva línea París-Estrasburgo y se dispone a batir su actual récord oficial (515,3 kilómetros por hora) el martes o jueves de esta semana. Esos días se realizarán pruebas homologadas para tratar establecer oficialmente el techo de velocidad del TGV: sólo 540 kilómetros por hora, o lo que es lo mismo, 150 metros por segundo. La tentativa tendrá lugar en la citada línea París-Estrasburgo, cuyo primer tramo, hasta Nancy, se inaugura el 10 de junio.
El Maglev, tren construido por japoneses y alemanes, de sustentación magnética, alcanza los 581 kilómetros por hora. La marca del TGV no servirá más que para presumir de ella, ya que la velocidad comercial seguirá en los 320 (con picos de hasta 350), limitada por ley para evitar problemas de ruido y exceso de consumo. A 540 kilómetros por hora el TGV consume cuatro veces más que a 320. En España la velocidad comercial máxima son 300 kilómetros por hora.
Para el constructor de los trenes, Alstom, "los datos suministrados por los 800 sensores que acompañarán la tentativa de récord sirven para aumentar el margen de seguridad a 100 kilómetros por hora más, preparar las tecnologías del mañana y, sobre todo, estimar tener referentes sobre cuestiones de confort, ya sean problemas acústicos o de vibraciones". Obviamente, también sirven como publicidad y para ganar mercados.
El operador ferroviario, la pública SNCF, anuncia que "el tren deberá ser capaz de rodar durante más de 40 kilómetros por encima de los 540 kilómetros por hora, una velocidad que apenas mantiene ningún avión a baja altitud".
El tren presenta, respecto a los TGV clásicos, un carenado aerodinámico para el pantógrafo y unos boogies motorizados. Alstom celebra que los TGV "después de haber transportado a más de 1.500 millones de viajeros, nunca hayan sufrido un accidente importante. Los boogies integrados entre vagones [la técnica alemana o japonesa los coloca bajo los vagones] hacen que el convoy, si sale de la vía, no se pliegue como un acordeón".
Alstom presentará antes de un mes su proyecto de gran velocidad para unir las ciudades argentinas de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. También compite en los mercados chino e italiano. Su tecnología, de ruedas sobre raíles, es de momento más segura y mucho menos costosa que la del Maglev. Ni Alstom ni la SNCF pretenden batir al tren japonés, ya que si se acercan a 600 kilómetros por hora las catenarias podrían romperse.
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