martes, 25 de septiembre de 2007

Acoso a fotógrafos aficionados

En relación a lo sucedido el día 31 de julio en la estación de ferrocarril de Puerta de Atocha, en que un cámara de televisión en el ejercicio de su trabajo fue agredido por vigilantes de seguridad, le comento la situación que vivimos a diario quienes tenemos como afición la realización de fotografías de contenido ferroviario: Desde hace años se nos persigue y acosa cada vez que tenemos la osadía de "desenfundar" nuestras peligrosas cámaras fotográficas con el objetivo de obtener alguna instantánea de un tren, locomotora, vagón o cualquier otra cosa relacionada con el ferrocarril. Incluso con la exigencia de entregar los aparatos a estos trabajadores de la seguridad privada, sin más razonamiento, por su parte, que el consabido "porque me da la gana", por supuesto siempre acompañado de malos modos y amenazas de retención, agresión y denuncias.

Siempre que se ha requerido la presencia de las Fuerzas de Seguridad del Estado se nos ha dado la razón, puesto que en ningún caso se nos puede prohibir la realización de una actividad cultural y creativa en un lugar público, actividad por otra parte protegida por la mismísima Constitución Española en su artículo 20.

Desde hace más de 40 años la afición a la fotografía ferroviaria es una actividad que se ha ido desarrollando e incrementando en nuestro país, afición gracias a la cual hoy en día todos los ciudadanos pueden disfrutar en las hemerotecas y multitud de medios de difusión de las imágenes obtenidas por los aficionados, lo que constituye un enorme fondo documental de una parte de la historia y el desarrollo de nuestra sociedad.

A pesar de ello, la persecución es continua y el silencio de las entidades públicas, Renfe Operadora y ADIF, constante, a pesar de nuestras reclamaciones con vistas a aclarar de una vez por todas la situación.

Por parte de estas entidades se emite una "autorización de fotografía y vídeo" que consideramos es, como mínimo, alegal, y que en muchas ocasiones es ignorada y despreciada por sus propios trabajadores. Nos consta que ni siquiera existe una circular que les informe de que exista ni la prohibición ni la autorización. Consideramos que la toma de éste tipo de imágenes no perjudica absolutamente a nadie ni a nada, y que contribuimos a incrementar la memoria histórica de nuestro país con nuestra actividad.

En todos los países de nuestro entorno, como muchos de nosotros hemos podido comprobar, la fotografía ferroviaria es una actividad vista con total normalidad y jamás se nos ponen obstáculos, más bien todo lo contrario. Los mismos trabajadores se han extrañado e incluso se han llegado a reír cuando les hemos pedido permiso para fotografiar.

Esperemos que en nuestro país la razón acabe imponiéndose y nos dejen desarrollar nuestra afición en paz y armonía. Por el bien de las generaciones venideras, que podrán ver en un futuro cómo era el ferrocarril de sus mayores.

Por: MIGUEL ANGEL RODRÍGUEZ TORRES

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